La Luz se abre paso entre los sombríos adoquines de la calle Imperial y a la vez esboza sombras caprichosas en las paredes de la casa-palacio de los Ibarra.
A esta calle, llamada así en recuerdo del canónigo Antonio Imperial, daría el lateral de la casa de don Juan Tenorio, que fijó Tirso de Molina en el convento de San Leandro.
Calle Imperial
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