26 de agosto de 2013

La Alcantarilla de las Madejas


Alcantarilla de las Madejas

Los caños de Carmona fueron recuperados por los almohades en el siglo XII para abastecer de agua tanto a Sevilla como al Palacio de la Buhaira, usando según parece los restos de un antiguo acueducto romano.
Con permiso de la Fuente del Arzobispo, fueron la principal vía de suministro que tuvo la ciudad durante siglos, entrando en desuso primero para ser demolidos entrado el siglo XX ya que entorpecían el desarrollo urbanístico...

Sin duda el tramo más espectacular de este acueducto era la Alcantarilla de las Madejas, en la imagen, donde se salvaba la vaguada del Tagarete a la altura de Luis Montoto, antigua calle Oriente que de forma bastante optimista llegó a llamarse durante un tiempo "Industria".
En este punto los caños alcanzaban una triple línea de arcos, disponiéndose en paralelo un pontoncillo ("la alcantarilla") donde incluso se situaba una parada del tranvía que conectaba el barrio de la Calzada con el centro de la ciudad.
Este sitio de las Madejas perduró durante décadas en la memoria popular como hoy, por ejemplo, puede hacerlo la Plaza del Rialto o el mercadillo de pájaros de la Alfalfa, desapareciendo para siempre con nuestros abuelos.

25 de agosto de 2013

Los palacios de la Plaza del Duque


Dos grandes palacios tuvo Sevilla en el lado Norte de la Plaza del Duque. Otro mayor aún antes.
Hoy un centro comercial, bastante feo por cierto. 

En la primera imagen contemplamos la fachada principal del Palacio del conde de Palomares, construido bajo la dirección del maestro de obras Antonio de la Vega por el año 1868.
De estilo historicista con influencia neogótica, su elemento característico era el estilizado mirador que hacía esquina con la actual calle Teniente Borges, además de la bellísima balaustrada que se desarrollaba en el perímetro de la azotea, remarcando los huecos de los ventanales que se abrían en los dos niveles de la fachada.

Plaza del Duque
Palacio del Conde de Palomares

A su lado construiría Simón Barris y Bes otro palacio por encargo de don Miguel Sánchez Dalp, también una joya historicista que, junto a este de Palomares, sería derribado en los años 60 para levantar el actual edificio del Corte Inglés.

Palacio de Sánchez-Dalp

Sin embargo, aunque pueda parecernos una aberración el derribo de estas dos joyas de la arquitectura civil sevillana, para que se construyeran hubo que derribar a su vez uno de los palacios más impresionantes y espectaculares que ha tenido la ciudad: la casa de los Guzmanes.Para que podamos hacernos una idea, narraremos esta anécdota sucedida durante una visita a Sevilla del mismísimo Felipe II.
Cuentan que entrando por la Puerta Real, subió el rey en cuyo imperio nunca se ponía el Sol por la calle de las Armas (hoy Alfonso XII) y al llegar a la Plaza del Duque quedó impresionado por el grandioso edificio que tenía a sus espaldas.
Admirado, don Felipe preguntó a sus acompañantes si aquel era el lugar donde vivía el señor de la ciudad.
Es difícil imaginar cómo sería la casa de los Guzmanes si llegó a impresionar al mismísimo rey que mandó construir el palacio del Escorial...

La Casa de los Guzmanes fue derribada lamentablemente en el siglo XIX y en su lugar se levantaron los palacios de Palomares y Sánchez Dalp, que, de forma igualmente lamentable, fueron derribados para que su lugar lo ocupara el edificio del Corte Inglés.
Sevilla en estado puro...


23 de agosto de 2013

San Marcos, una iglesia borbónica


El 25 de Abril de 1707, festividad de San Marcos, tuvo lugar en la localidad albaceteña de Almansa una de las batallas más importantes y a la postre decisivas de la Guerra de Sucesión española.
Las tropas del pretendiente francés de la casa Borbón, Felipe de Anjou, infringían una severa derrota al archiduque Carlos de Austria, que quedaba prácticamente descartado en sus pretensiones al trono hispano, ya que desde ese momento sólo contaba con el apoyo de Cataluña y Baleares.

La Batalla de Almansa, por Buonaventura Ligli
Imagen: Wikipedia

Agradecido, el aspirante francés, que ahora ya podía hacer valer más que nunca el nombre de Felipe V con el que había sido coronado siete años atrás, fundó varias iglesias en honor al santo evangelista a lo largo y ancho de la geografía española, siendo quizás la más destacada la de Madrid, obra del arquitecto Ventura Rodríguez.

Batalla de Almansa
Iglesia de San Marcos, en Madrid.
Imagen: Wikipedia

Como Sevilla ya tenía su iglesia de San Marcos desde hacía siglos, el rey Felipe no tuvo que hacer un desembolso importante para conmemorar la victoria, aunque tampoco dejó de celebrarla.
Por ello estableció que cada 25 de Abril el Ayuntamiento organizara un acto en dicho templo donde se recordara la batalla que abrió definitivamente las puertas de España a la Casa Borbón.
Este acto se celebró durante décadas dentro de los gruesos muros mudéjares de la iglesia de la calle San Luis, llegando a establecerse como una tradición más.
Seguramente, al igual que en otras ciudades como Jerez, consistiría en una solemne función de gracias que corría a cargo y cuenta del Consistorio, que de esta forma establecía una especie de renovación de su fidelidad a la Corona.
Hasta que llegó el siglo XIX, posiblemente el más agitado de nuestra historia, plagado de guerras, revoluciones, invasiones, revueltas y cambios, muchos cambios, tantos que la Casa Borbón dejó varias veces de regir España, desapareciendo para siempre en una de estas interrupciones las funciones en honor de la batalla de Almansa.
San Marcos había dejado de ser la iglesia borbónica de Sevilla.

Iglesia de San Marcos, en Sevilla


1 de agosto de 2013

El pescaíto de la Plaza de los Terceros


Pescaíto Frito



La Plaza de los Terceros se llama así por el convento franciscano de la Orden Tercera que se encontraba en la vecina calle Sol y del que, desafortunadamente, apenas quedan hoy restos. 
Sin embargo durante décadas fue conocida por el “gastronómico” nombre de las Freidurías, ya que en ella se encontraban varios establecimientos de este tipo encargados de vender pescado frito

Así que ni Triana ni Arenal ni Puerta de la Carne ni Europa… el “pescaíto” más famoso de la Sevilla antigua estaba en los Terceros, de hecho tanta fama y tan buen sabor de boca debió dejar entre los vecinos que aún la llamaban así incluso bien entrado el siglo XIX.